NEWSLETTER 1
Dirigido a parejas, familias, comunidades y equipos de
animadores de la evangelización en general.
Metodología basada en la lectio divina
Es un espacio de reflexión y oración centrado en la Palabra
de Dios, que una vez, leída, meditada, orada y contemplada se vuelve vida
transformada.
Objetivo: Reconocer la fe como la adhesión
vital y el compromiso fundamental en el Proyecto del Reino que todo discípulo
misionero vive e impregna en su labor evangelizadora.
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MOMENTOS
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ACTIVIDAD
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DISPOSICIÓN
(10
minutos)
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Disponemos lo externo y lo
interno para el encuentro con el Señor en Su Palabra (3 minutos):
· Previamente paramos un altar con una vela o
cirio, un crucifijo y la Biblia.
· Nos sentamos derechos con la espalda
descansada.
· Tomamos respiración por la nariz
profundamente y expiramos suave y lentamente por la boca.
· Repetimos la respiración profunda varias
veces y cerramos los ojos o los dejamos entreabiertos mirando un punto fijo.
· Vamos relajando pies, piernas, manos,
brazos, hombros, cuello, rostro.
· Descansamos el cerebro de pensamientos,
preocupaciones, asuntos…
· Sentimos paz.
Iniciamos en el
nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
Invocamos la presencia del
Espíritu Santo
Rezando de manera intercalada en dos grupos la
siguiente oración (una estrofa un grupo, la siguiente el otor y nos unimos en
el Amén):
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Ven,
Espíritu divino,
manda tu
luz desde el cielo.
Padre
amoroso del pobre;
don, en
tus dones espléndido;
luz que
penetras las almas;
fuente del
mayor consuelo.
Ven, dulce
huésped del alma,
descanso
de nuestro esfuerzo,
tregua en
el duro trabajo,
brisa en
las horas de fuego,
gozo que
enjuga las lágrimas
y
reconforta en los duelos.
Entra
hasta el fondo del alma,
divina
luz, y enriquécenos.
Mira el
vacío del hombre
si tú le
faltas por dentro;
mira el
poder del pecado
cuando no
envías tu aliento.
Riega la
tierra en sequía,
sana el corazón
enfermo,
lava las
manchas,
infunde
calor de vida en el hielo,
doma el
espíritu indómito,
guía al
que tuerce el sendero.
Reparte
tus siete dones
según la
fe de tus siervos.
Por tu
bondad y tu gracia
dale al
esfuerzo su mérito;
salva al
que busca salvarse
y danos tu
gozo eterno. Amén.
Dialoguemos:
· ¿Qué es
creer?
· ¿En qué
creemos realmente?
· ¿Qué
sucede cuando nosotros creemos en algo o en alguien?
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PRESENTACIÓN
(5 minutos)
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“LE PIDO A DIOS QUE EL VIRUS SE
ACABE”
El 13 de abril, al
inicio de la pandemia, comenzaban las restricciones sanitarias y las
limitaciones para salir de casa en Perú. Claudia Alejandra Mora, fotógrafa
aficionada, caminaba por las calles del distrito de Guadalupe en la región de
La Libertad, con la intención de reunirse con militares y policías de la zona y
tomar registro fotográfico de lo que se estaba viviendo.
Este distrito,
asegura Claudia, es muy mariano y debido a que no podían asistir a las iglesias
a rezar, los residentes habían acordado que una persona por familia saliera al
frente de la casa y colocara una velita como símbolo de fe y luego volviera a
su casa a rezar.
Ella narra que en su
recorrido se encontró con la escena de un niño arrodillado a mitad de la calle.
El niño se llama Alan y es su vecino, pero ella no lo conocía. “Fue una
escena llena de Dios, un momento de esperanza; sentí algo inexplicable”,
asegura Claudia. Ella se acercó a una distancia prudente del niño y le preguntó
si le podía contar lo que hacía. El niño le respondió: “Estoy orando porque
en mi casa hay mucho ruido y Diosito no me escucha; Él escucha a las personas
cuando no hay ruido”. Claudia le preguntó: “¿Y qué le estás pidiendo?”.
A lo que el niño le respondió: “Le estoy pidiendo que el virus se acabe, porque
ya quiero ver a mis abuelitos; no los he visto”.
Lo único que acertó
a decir Claudia al niñito fue que no perdiera la fe, y que ingresara a su casa
para que no corriera peligro de contagiarse.
Fuente: Revista
electrónica Desde la fe
https://desdelafe.mx/noticias/historias-de-fe/el-nino-que-se-arrodillo-para-pedir-a-dios-por-el-fin-de-la-pandemia/
Esta historia real
es la evidencia de cómo la fe es una adhesión vital, una experiencia personal y
comunitaria, confiable y libre. Confiable porque se basa en la Palabra de Dios,
la cual no miente. Libre, porque la respuesta de la fe del hombre a Dios es
voluntaria, nadie es obligado a tener fe.
Realicemos este
breve camino de lectura, meditación, oración y contemplación de la Palabra de
Dios en torno al tema de la fe, para descubrir lo que el Señor nos quiere decir
y continuar nuestro camino de conversión permanente.
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ENCUENTRO
(10
minutos)
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Elegimos una persona para que proclame la Palabra.
Leemos la Palabra de Dios
Lectura de la carta a los Hebreos:
"La fe es garantía de lo que se espera; la
prueba de las realidades que no se ven.
Por ella fueron alabados nuestros mayores.
Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la
palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.
Por la fe, ofreció Abel a Dios un sacrificio más
excelente que Caín, por ella fue declarado justo, con la aprobación que dio Dios
a sus ofrendas; y por ella, aun muerto, habla todavía.
Por la fe, Henoc fue trasladado, de modo que no vio la
muerte y no se le halló, porque le trasladó Dios. Porque antes de contar su
traslado, la Escritura da en su favor testimonio de haber agradado a Dios.
Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que
se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le
buscan."
Palabra de
Dios.
(Hebreos
11, 1-6)
Nos preguntamos
· ¿Qué dice
el texto?
· ¿Qué
personajes encontramos?
· ¿Qué dice
la lectura de cada personaje?
· ¿Qué
características tiene la fe en el texto?
· ¿Cuál es
el mensaje central?
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INTERIORIZACIÓN
(20 min.)
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Meditamos la
Palabra de Dios
Profundizamos en la Palabra
intentando hacerla entrar poco a poco dentro de nosotros y confrontar el
texto con nuestra vida, reconociendo las actitudes y los sentimientos que la
Palabra de Dios nos transmite.
Nos preguntamos
·
¿Qué nos dice el Señor en su Palabra para
lo que estamos viviendo hoy?
·
¿Qué nos sugiere el texto en nuestra
relación con Dios y con los demás?
¿Qué nos dice la Iglesia de la fe?
Catecismo de la Iglesia Católica
176 La fe es una adhesión
personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la
inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo
mediante sus obras y sus palabras.
177 "Creer" entraña,
pues, una doble referencia: a la persona y a la verdad; a la verdad por
confianza en la persona que la atestigua.
178 No debemos creer en ningún
otro que no sea Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
179 La fe es un don sobrenatural
de Dios. Para creer, el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu
Santo.
180 "Creer" es un acto
humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona
humana.
181 "Creer" es un acto
eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra
fe. La Iglesia es la Madre de todos los creyentes. "Nadie puede tener a
Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre" (San Cipriano de
Cartago, De Ecclesiae catholicae unitate, 6: PL 4,503A).
182 "Creemos todas aquellas
cosas que se contienen en la Palabra de Dios escrita o transmitida y son
propuestas por la Iglesia [...] para ser creídas como divinamente
reveladas" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 20).
183 La fe es necesaria para la
salvación. El Señor mismo lo afirma: "El que crea y sea bautizado, se
salvará; el que no crea, se condenará" (Mc 16,16).
184 "La fe [...] es un
gusto anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura"
(S. Tomás de A., Compendium theologiae, 1,2).
Oramos la
Palabra de Dios
Convertimos la Palabra en
oración, en motivo de alabanza, de agradecimiento, de súplica, de
arrepentimiento, de bendición, de celebración, en un diálogo profundo con
Dios.
Luego de haber escuchado a Dios
en Su Palabra, somos nosotros quienes nos dirigimos a Él.
Nos preguntamos
·
¿Qué respondemos al Señor motivados por su
Palabra?
Cada uno realiza una oración
espontánea
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CONVERSIÓN
(15
minutos)
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Contemplamos la Palabra de Dios
Confrontamos lo
meditado y lo orado con los acontecimientos de nuestra vida cotidiana para
descubrir y saborear en ellos la presencia bondadosa, activa y creativa de la
Palabra de Dios.
Nos preguntamos
· ¿Qué
inspira la Palabra en nuestras vidas?
· ¿Cómo
cambia el texto nuestra mirada de la vida?
Actuamos la Palabra de Dios
Nos
comprometemos a conducir nuestra vida (practicar) según los criterios de Dios
(conversión) para aplicar la Palabra en nuestra vida cotidiana.
Nos preguntamos
· ¿Qué nos
comprometemos a vivir?
· ¿Qué
compromisos concretos de mejoramiento nos lleva a asumir la Palabra a nivel:?
ü personal,
ü escolar, laboral,
ü familiar,
ü social
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CONCLUSIÓN
(10 minutos)
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Sintetizamos el encuentro en una
frase y realizamos la siguiente oración:
MOMENTOS DE OSCURIDAD
Señor, Jesucristo, de la
oscuridad de la muerte hiciste surgir la luz. En el abismo de la soledad más
profunda habita, de ahora en adelante y para siempre, la protección poderosa
de tu amor; desde el rincón oscuro ya podemos cantar el aleluya de los que se
salvan.
Concédenos la humilde
simplicidad de la fe, que no se desvanece cuando nos acosas en las horas de
oscuridad y abandono, cuando todo se torna problemático.
Concédenos en este tiempo en
que, en derredor de uno se traba una lucha mortal, la luz suficiente para no
perderte de vista; suficiente luz para poder entregarla a los que de ella
necesitan más que nosotros.
Haz brillar sobre nosotros el
misterio de tu alegría pascual como aurora de la mañana. Concédenos ser
personas verdaderamente pascuales en medio del sábado santo de la historia.
Concédenos que, a través de los
días luminosos y oscuros del tiempo en que vivimos, podamos siempre con ánimo
alegre, caminar hacia la gloria futura. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.
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