miércoles, 12 de agosto de 2020

NL 13.1 LA CATEQUESIS EN UNA CULTURA MARCADA POR LO DIGITAL: UNA POSIBLE LECCIÓN

  Del libro “Después de la pandemia ¿Qué catequesis?

 Abimar Moraes, Pbro

Rio de Janeiro, Brasil

 

Objetivo:     Analizar el texto del Padre Abimar Moraes, asumir nuevos retos frente a la catequesis y desarrollar en la propia vida un conocimiento mayor sobre las plataformas de internet que nos pueden ayudar en nuestra evangelización.

 Vivimos en una “metrópolis global”, donde las relaciones humanas están marcadas por la velocidad, la lógica del espectáculo y el mercado. Es una “democracia” de base, con una amplia oferta de ambientes e instrumentos para que todos los habitantes de esta urbe digital puedan expresarse sobre los temas más variados posibles. Tal realidad, especialmente en este contexto de pandemia, nos lleva, como catequetas, a la necesidad de estudiar estas nuevas expresiones de ciudadanía, capaces de relacionar contenido, entornos, pertenencias e instituciones, porque no están claras las estrategias, los objetivos, la dinámica y las perspectivas que la catequesis debe asumir en este nuevo contexto vital.

 Los “procesos de mediatización” durante este necesario período de aislamiento social, se vuelven aún más potentes. Ya no podemos ignorar que vivimos en un mundo digital, en un mundo en tiempo real (on line), con nueva sociabilidad y sensibilidades, en el que se están produciendo grandes transformaciones en las relaciones en la sociedad. Las tecnologías de comunicación permiten la existencia de nuevas formas de interacción social mediadas, que configuran un nuevo bios[1] y un nuevo ethos[2], generando un nuevo sujeto. No es simplemente un instrumento, un medio, sino un entorno, con su propia forma de vida, que expande su configuración a otros entornos y da forma a una nueva cultura.

 

“Internet se ha convertido en la palanca en la transición a una nueva forma de sociedad: una sociedad de red. [...] Una nueva norma socio-técnica emerge de esta interacción”[3]. De hecho, las nuevas tecnologías han permitido la creación de dispositivos que se han convertido en parte de la vida del hombre de hoy, llegando a ser considerados como una extensión de sí mismo[4].

 Este cambio provoca la sensación de que estamos viviendo en tiempos de incertidumbre, porque en el mundo digital todo es fluido y sufre cambios rápidos. La gran velocidad con la que se propaga la información, la valoración del sentido de la vista, con una exploración excesiva de colores y formas, ha producido estrés social, característico de este exceso de información.

 En 2005, a través de la Carta Apostólica “Rápido Desarrollo”, el Papa Juan Pablo II profundizó en los desafíos que las comunicaciones sociales plantean para la Iglesia. En este documento, el pontífice dedicó la tercera parte a presentar la necesidad de un cambio de mentalidad y la revisión pastoral de la Iglesia en vista a su inserción en la cultura mediática[5].

 Desde la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Caribe, celebrada en Aparecida, se ha dicho mucho sobre la “conversión pastoral”. Este término indica que necesitamos aceptar y actuar dentro de un escenario de cambio y, en consecuencia, trae consigo modificaciones en el paradigma pastoral. Con respecto a la existencia de una “metrópoli comunicacional”, la conversión pastoral consiste, en primer lugar, en superar la visión y la lectura simplemente instrumental de los medios de comunicación, a favor de comprender que la tecnología de la información está cambiando todos los aspectos de la vida cotidiana, con su propio lenguaje y forma de vida[6].

 Spadaro sostiene que la vida espiritual de estas personas ciertamente es tocada por la dinámica de la cultura digital, que es interactiva e inmersiva[7]. Inmersos en la cultura digital, acostumbrados a la interactividad, internalizan la experiencia eclesial sólo si pueden tejer una relación interactiva y no puramente pasiva y receptiva. Por lo tanto, el protagonismo requiere una catequesis que se mueva de la interioridad a la interactividad, de la noción de “asistido por la iglesia” a la noción de sujeto eclesial[8].

 Para ser protagonistas, es necesario crear un proyecto catequético con el fin de que estos ciudadanos comunicativos puedan reconocerse a sí mismos como personas a quienes el Señor los envía, apasionados por Él y por todo lo que están llamados a comunicar sobre Él, testigos de la belleza de encontrarlo y hacerlo encontrar, sin que esto genere la contradicción paradójica de una especie de “indiferencia ascética”.

 En esta ardua y compleja tarea, podemos inspirarnos en los cuatro principios enunciados por el Papa Francisco en Evangelii Gaudium, un texto que se ha convertido en punto de referencia para pensar en la conversión pastoral. Ellos son: a) el tiempo es superior al espacio; b) la unidad prevalece sobre el conflicto; c) la realidad es más importante que la idea; y d) el todo es superior a la parte[9]. Entendemos que tales principios pueden integrarse perfectamente en nuestra dimensión de formación.

 Lo que hemos dicho hasta ahora de manera positiva, debe ir acompañado del reconocimiento del potencial y los límites de la cultura urbana digital. Nunca debemos perder la conciencia de que, en esta metrópoli comunicacional, es posible crear una comunidad, pero no siempre las mejores experiencias comunitarias surgen de ella. La catequesis, en esta urbe digital, dependerá de quién y cómo se gestione. El hecho de que “estemos” en la metrópoli comunicacional, a través de nuestras redes sociales y canales, no trae procesos catequéticos inmediatos.

 Por lo tanto, es necesario identificar y calificar a los catequistas con capacidad de evangelizar en esta metrópolis comunicacional. Es cierto que la proclamación del Evangelio es tarea de todos los bautizados y bautizadas, pero solo unos pocos pueden hacerlo correctamente en formato digital.

De ahí el compromiso necesario para la construcción de una pastoral de comunicación en nuestras comunidades, que no solo sea pastoral “en” los medios. Incluso es necesario proporcionar recursos adecuados (humanos, técnicos, económicos, etcétera) para esta pastoral. Es necesaria una estrategia pastoral integrada, capaz de visualizar acciones a corto, mediano y largo plazo. La existencia de un plan (o política) comunicacional es una medida efectiva para evitar, como suele suceder, la evangelización por entusiasmo o por impulso en la urbe digital.

 De hecho, hay muchas iniciativas en la metrópoli comunicacional marcadas por la autorreferencialidad, la publicidad, la rivalidad, el proselitismo, el fundamentalismo e incluso el odio. Un desafío importante es proponer comunicaciones auténticas. Comunicaciones capaces de oponerse a la avaricia económica, que no se pierden frente al poder de la fama, que no están de acuerdo con la explotación y el abuso de las personas, que no se corrompen a favor de las concesiones políticas, que denuncian la corrupción y la idolatría. Una posible lección en esta pandemia es que hay espacio para la experiencia de la fe en la cultura digital. Pero siempre debemos recordar que la catequesis auténtica no es hacer que el Dios cristiano esté en la ciudad digital, sino esforzarse por servir al único y verdadero templo de Dios: el ser humano vivo.

 

TALLER

 Después de leer el texto vamos a responder las siguientes preguntas:

 1.     ¿Te consideras en este momento una persona que hace parte del “mundo digital”, si o no y por qué?

 2.     ¿Consideras importante la implementación de las herramientas digitales en tu catequesis parroquial o en el trabajo evangelizador que realizas?

 3.     ¿Crees tú como “un riesgo o una dificultad” Evangelizar a través de internet?

 4.     ¿Qué oportunidades encuentras en los medios digitales para Evangelizar?

 5.     ¿Cuál sería tu compromiso frente a la Evangelización a través de internet?

 



[1] En términos muy simples, manera de vivir propia de un individuo (N. del E.).

 [2] En términos muy simples, manera de vivir propia de un grupo de individuos (N. del E.).

 [3] Manuel Castells, A Galáxia da Internet. Reflexões sobre a Internet, os negócios e a sociedade, Rio de Janeiro, Zahar, 2003, pp. 8 y 10.

 [4] Marshall Mcluhan, Os meios de comunicação: como extensões do homem, São Paulo, Editora Cultrix, 1974.

 [5] Juan Pablo II, Carta Apostólica O Rápido Desenvolvimento, n.° 7-9. Vaticano, 2005. Disponible en: http://w2.vatican.va/ Recuperado el: 26/05/2020.

 [6] Abimar Moraes “Uma ‘nova’ antropologia na era da Comunicação Social”, Communio, Rio de Janeiro, vol. 22, 2004, pp. 385-401.

 [7] Antonio Spadaro, Le 6 grandi sfide della comunicazione digitale alla pastorale. Disponible en: www.cyberteologia.it/2014/11/le-6-grandisfide- della-comunicazione-digitale-alla-pastorale. Recuperado el:07/12/2019.

 [8] CNBB, Cristãos Leigos e Leigas na Igreja e na Sociedade. Sal da Terra e Luz do Mundo (Mt 5, 13-14). Documentos da CNBB 105. Edições. CNBB, 2016, nn. 65-103.

 [9] FRANCISCO, Exortação Evangelii Gaudium sobre o anúncio do evangelho no mundo actual, n. 222-237. Disponible en: www.vatican.va/content/francesco/pt/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html. Recuperado el 07/12/2019.

 

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