CENTRO DE LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EVANGELIZACIÓN
TEMA: PASTORAL DEL ADULTO MAYOR[1]
OBJETIVO: Reconocer la importancia del acompañamiento al adulto mayor, desde las diferentes dimensiones, a la familia o al cuidador y teniendo en cuenta las líneas de acción motivar a los animadores de la evangelización a integrarse en los grupos de pastoral de la ancianidad o crearlos en su parroquia.
FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA: Salmo 92, 15
“Aún en su vejez, darán fruto; siempre estarán fuertes y lozanos y anunciarán que el Señor, mi protector, es recto y no hay en él injusticia”.
La iluminación bíblica que apoya nuestra formación del día de hoy, nos permite visualizar que el Señor siempre hace camino, aún y más en la vejez, cuando aparentemente las fuerzas se han acabado, pero que por el contrario es cuando las raíces de la vida han tomado más fortaleza por la experiencia y por el camino vivido, hay de alguna manera, más claridad en la manera de ver la existencia, la serenidad y la paz inundan el corazón, porque ya no hay afán, es el momento de vivir intensamente cada día, de que el alma sea libre se encuentre con su trascendencia y recoja los frutos de su trabajo, de su entrega, es el tiempo de la cosecha.
Como lo afirmamos en la formación anterior los ancianos constituyen una fuente sumamente rica para la pastoral. Más que ser los destinatarios de la acción pastoral, los mayores son verdaderos evangelizadores a través de su vida, su experiencia y su sabiduría, y con su palabra tienen la oportunidad de devolver lo que han recibido en el curso del tiempo. La acción pastoral pasa indudablemente a través de una plena valoración de sus capacidades. Los ancianos han aprendido a dar las gracias a Dios y su fe constituye un testimonio vivo. También pueden tener momentos de desánimo, pero al mismo tiempo poseen los recursos necesarios para recuperarse. De la vida han aprendido que a la tormenta sigue la calma, que el dolor forma parte de la existencia y que ninguna riqueza material puede reemplazar el valor de una amistad y de un cariño.
Compromiso de parte de quienes lo acompañan a reducir su sensación de aislamiento y de soledad. La persona tendrá que integrarse en el nuevo entorno social y redefinir su identidad. Por tanto, se debe aprovechar toda ocasión para permitir que cada uno salga de su aislamiento y recupere el contacto con el mundo exterior. Será útil favorecer su participación en pequeñas actividades, incluso de tipo laboral, que permitan que el adulto mayor se sienta útil y aún capaz de ofrecer su contribución. En este sentido, las actividades de la pastoral pueden ofrecer un espacio adecuado. A veces es necesario estimularles a que cuiden de su cuerpo o a que cuiden de los demás, en los casos en los que sea posible. En este punto, las motivaciones espirituales pueden alentar esta perspectiva. La vida espiritual también puede ser fuente de una renovada vida afectiva y relacional.
Es normal que debido a la multiplicidad de patologías que padece el adulto mayor, se sienta rechazado, deprimido, triste y por tanto es de vital importancia el acompañamiento médico y espiritual.
La falta de afecto por el fallecimiento del cónyuge es una condición que requiere un adecuado apoyo emotivo y la posibilidad de Reelaborar el duelo, lo que también representa una oportunidad para renovar el compromiso entre la comunidad civil y eclesial. No son pocas la personas que al encontrarse solas deciden comprometerse con un voluntariado.
El animador pastoral deberá asumir todas las formas posibles para que el paso de la vida a la eternidad, sea sostenible, sin negar la realidad que todos conocemos, usando todos los medios de los que disponga, desde el acompañamiento afectivo, a los sacramentos, a la sabiduría que viene de las Escrituras y a la esperanza que nace de la fe en el Señor del tiempo y de la vida.
“Si la vida es una peregrinación hacia la patria celestial, la ancianidad es el tiempo en el que más naturalmente se mira hacia el umbral de la eternidad”. Carta a los ancianos N° 14 |
LÍNEAS DE ACCIÓN
Hay tres líneas que la Conferencia Episcopal de Colombia plantea:
1. Sensibilización a toda la comunidad para que acojan a los adultos mayores.
2. Formación de los animadores de la pastoral de la ancianidad.
3. Conocimiento de los derechos del adulto mayor, deberes del estado y rutas de atención.
En conclusión, lo que busca la pastoral del adulto mayor, de la ancianidad o de la vejez es promover a la persona Mayor de forma integral en la Iglesia, en la Familia y en la Sociedad, destacando la defensa de su dignidad como persona humana y de la vida hasta su último aliento. Igualmente organizarlo (grupos de apoyo) y motivarlo para que tenga objetivos personales en sus diferentes dimensiones (proyecto de vida). De la misma manera, educarlo para cuidar su salud, mejorar su calidad de vida y sobre todo promoverlo como sujeto de evangelización y agente evangelizador. Esta pastoral debe crear puentes de reconciliación entre generaciones, fomentando el discipulado misionero de paz, esperanza e inclusión.
[1] La Pastoral según el estilo de San Juan de Dios. Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Provincia Colombiana. 2012
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