martes, 8 de septiembre de 2020

NL 17 LA MISTAGOGÍA, UN ITINERARIO INTERIOR

 HACER DE LA VIDA UN ITINERARIO ESPIRITUAL 2

LA MISTAGOGÍA, UN ITINERARIO INTERIOR

 


 Seguir un itinerario espiritual requiere de una pedagogía muy especial que nos permita reconocer los orígenes, los causes y los horizontes de una vida dedicada al descubrimiento de la voluntad de Dios, nos referimos a la mistagogía.

 En este subsidio pretendemos describir las características de la mistagogía y su importancia en la configuración del Itinerario Espiritual Personal.

 

¿Qué se entiende por mistagogía?

 Comencemos por reconocer que de alguna forma todos llevamos un sentido de trascendencia, una conciencia del misterio de Dios: “consciente sin ser conocido, resulta ser una experiencia del Misterio, esto no sólo lo hace atractivo sino fascinante, es real, es humano, es una experiencia de lo santo[1]”. El teólogo canadiense Bernard Lonergan afirma también que “esta conciencia de Dios es particular, implica sentir, conocer, juzgar, valorar, decidir, actuar responsable y libremente[2]”.

 Para introducirnos en la comprensión del concepto Mistagogía, Bornkamm G. nos aclara su origen etimológico: Mistagogía proviene de mystérium (lo oculto, secreto y arcano) y ago (acción de conducir, guiar e incidir)[3].

 La palabra mystérium ha tenido una profunda reflexión teológica, pastoral y la litúrgica. De origen griego, fue traducida al latín como “sacramentum”, refiriéndose a la introducción en el misterio de Cristo. De ahí que, en teología mistagogía es la que se ocupa del Misterio en el acontecer humano, en soteriología, es la encargada de la explicación y comprensión de la Sagrada Escritura; pero a nivel práctico se refiere a la experiencia personal del Misterio, unida a la habilidad de reflexión y comunicación de esta con la guía de un maestro. Acentuando en la acción pedagógica, mistagogía se refiere a un “itinerario” de profundización en el Misterio a partir de estrategias y mediaciones que lleven a la transformación personal.

 De acuerdo con todo lo anterior, podemos deducir que la mistagogía incluye procesos pedagógicos, personas y contenidos en un entramado sistémico del cual podemos inferir algunos componentes:

Ø  El mistagogo: persona que tiene conocimiento de los misterios sagrados y que por lo tanto “inicia” a otros en estos misterios; es el educador.

Ø  El mystés: educando o iniciado en la realidad sagrada, en los misterios.

Ø  El mystérium: es el contenido mistérico que se trasmite.

Ø  Lo mystikós: experiencia interior vivida.

 

La mistagogía en el magisterio de la Iglesia

 En tiempos de los Padres de la Iglesia el término mistagogía se empleó para describir el proceso catequético de iniciación cristiana que comenzaba con el bautismo y continuaba con la preparación en la comprensión y celebración del misterio eucarístico.

 En el Catecismo de la Iglesia Católica el término mistagogía aparece referido específicamente a la catequesis litúrgica, la cual busca introducir al creyente en el misterio de Cristo mediante un proceso que permite conectar las expresiones sacramento y misterio.[4]

 El documento de Aparecida nos invita a retomar la tradición más antigua de la Iglesia: la “catequesis mistagógica”[5]. En esta catequesis se valora la experiencia, el encuentro vivo y atractivo de Cristo, mediante el anuncio de sus testigos, lo cual enriquece la comprensión de los signos y los sacramentos, ya que son misterios que se celebran para transformar la vida. Esta experiencia de encuentro favorece una comprensión vital que capacita al creyente para trascender las fronteras de la Iglesia; para transformar el mundo.

 

Tipos de mistagogía[6]

 De acuerdo con Regan D., se pueden identificar tres: litúrgica, de la teología espiritual y de la experiencia diaria de los cristianos en el mundo.[7]

 ·       Mistagogía litúrgica: desarrollada por los Padres de la Iglesia. En esta clase de mistagogía, destaca San Cirilo de Jerusalén, quien, en el siglo IV, enseña sus famosas cinco catequesis mistagógicas, en las que expone los sacramentos (misterios) de iniciación en la Iglesia. Las homilías mistagógicas se realizaban en Cuaresma y Pascua y a partir de ellas buscaba explicar que en el Bautismo no sólo opera el perdón de los pecados, la filiación divina, sino que representa la incorporación del bautizado a la pasión, muerte de Cristo y la venida del Espíritu Santo sobre el bautizado.

 ·       Mistagogía de la vida espiritual: busca fundamentar el acercamiento del ser humano al Misterio de Dios y de Jesús. Ejemplos de esa mistagogía espiritual son el Itinerario del Castillo Interior de Santa Teresa de Jesús, los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola o el itinerario para espiritual para hoy de San Juan Eudes.

 ·       Mistagogía de la vida diaria: nace de las experiencias diarias de los cristianos en el mundo conectando los dos anteriores tipos de mistagogia: la litúrgica y la de la vida espiritual.

 El ser humano no sólo es un ser que conoce, es también, un ser que busca sentido, un bien mayor; el potencial del espíritu humano no es reducir, el ser humano desde la trascendencia puede abrirse a diferentes dimensiones, como la verdad mayor, el bien y la belleza y, también al sagrado misterio de Dios.

 

A modo de conclusión:

 Así como nos referimos a la pedagogía para indicar el proceso de aprendizaje para ser personas, nos referimos a la mistagogía como una pedagogía que nos inicia en el misterio de ser cristianos, es decir, de ir profundizando en experiencias propias del encuentro con el Dios de Jesús. Necesitamos de la mistagogía para poder aprender qué es en realidad lo importante. Acumularemos conocimientos, pero no cambiaremos nuestra manera de leer el mundo, de ver las cosas. Sin entrenamiento, sin práctica, sin que algo nos altere interiormente, no vivimos realmente la fe.[8]

 

En la Sagrada Escritura, Dios se presenta como educador de su pueblo y emplea una pedagogía particular para llevarlo a la escucha y acogida de la Salvación.

 Medita para tu propia vida la pedagogía de Dios en el siguiente texto del Antiguo Testamento.

 "Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí: a los Baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían incienso. Yo enseñé a Efraím a caminar, tomándole por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer." Oseas 11, 1-4.

 



[1]  LONERGAN, B. Método en Teología, 108.

[2] Ibid. 108

[3] Revista de Espiritualidad 74 (2015). Pag.13. Recuperado de: http://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/2335articulo.pdf Consultada el 4 de septiembre de 2020.

[4] http://www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM, Catecismo de la Iglesia Católica, 1075, Consultado agosto 28 de 2020

[5] Aparecida, 290

[6] Arias, R. (2011). Mistagogía: una propuesta teológica en la emergencia educativa. Pontificia Universidad Javeriana. Pag.81. Recuperado de:

https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/1448/AriasVargasRodrigo2011.pdf?sequence=1&isAllowed=y Consultado el 31 de agosto de 2020.

[7] Regan David. “Experience the Mystery, Pastoral Possibilities for Christian Mystagogy”, Geoffrey Chapman. London, 1994. http://books.google.com.co. (consultado el 23 de marzo de 2010)

[8] Quinzá, Desde la zarza para una mistagogia del deseo, 16.

1 comentario:

  1. Gracias por estas enseñanzas que nos participan, son temas y términos que no conocemos y enriquecen nuestra vida espiritual.

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